Más de $13 billones prestados con objetos como garantía
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Fotografía por: Supersociedades
En menos de tres meses que lleva de aplicación la Ley de Garantías Mobiliarias (Ley 1676 del 2013), vigente desde el 4 de marzo, en el país se han otorgado créditos superiores a 13 billones de pesos a través de esta modalidad que permite poner maquinaria u otros objetos como garantía de pago
“Es un cambio muy profundo, porque antes en Colombia prácticamente no había ninguna garantía visible e idónea que no fuera un bien inmueble; si alguien no tenía una finca, una casa o un local, muy probablemente no le otorgaban un préstamo, o a veces se lo daban pero a mayor interés y con menor plazo”, explica el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez, que no duda en calificar esta como una revolución en el crédito. La entidad a su cargo ha sido comprometida por el Gobierno para promover la aplicación de esta norma.
Por la Ley 1676 se permiten cosas que en el país sonaban insólitas, pero que ya son comunes en economías desarrolladas, como comprometer el gas que va por un gasoducto, la marca de una compañía, cosechas futuras o animales que todavía no nacen.
Hasta ahora, de acuerdo con información aportada por Julián Domínguez, presidente de Confecámaras –que en este caso actúa como una especie de notaría para las transacciones–, se han establecido más de 17.000 transacciones valiéndose de las nuevas posibilidades de la norma que sacó el Gobierno con el fin de ampliar el acceso al sistema financiero.
Un paso indispensable es el registro en la plataforma de Confecámaras y en caso de algún incumplimiento, el conflicto se dirime en los centros de conciliación de las Cámaras de Comercio y el bien se remata en martillos de estas mismas entidades, sin necesidad de acudir a procesos legales que suelen ser más engorrosos.
“Esto contribuye a la competitividad del país porque simplifica los trámites y hace más expedita la reclamación de la garantía por vía extrajudicial”, añade Domínguez.
GRANDES SUMAS TRANSADAS
En un principio, los créditos fueron de poco monto, con objetos como máquinas de coser en prenda, pero a estas alturas, se han llegado a hacer operaciones de bastante envergadura. En una, por ejemplo, una empresa le prestó a otra 9 millones de dólares recibiendo un taladro para sacar petróleo como prenda.
La expectativa del Gobierno y del Banco Mundial –que hizo el estudio de factibilidad inicial y ha acompañado el proceso– era lograr 6.000 operaciones en el primer año, meta que ya casi se triplica.
De hecho, en la plataforma virtual de Confecámaras se hacen en promedio 3 registros cada cinco minutos.
“El 80 por ciento de los registros corresponde a créditos nuevos”, según el superintendente de Sociedades.
Ahí está, por ejemplo, el crédito que un campesino de Santa Rosa de Osos Antioquia) obtuvo del Banco Agrario comprometiendo la propiedad sobre una máquina ordeñadora, o el producto que un cultivador de arroz del Huila pretende cosechar en seis meses.
Según el Supersociedades, antes no se permitía dar en prenda un bien futuro, ni un bien transformado, como los anteriores, pues había la discusión de si el respectivo bien existía o no. En ese sentido, era problemático poner en prenda un inventario de madera porque si se convertía en mesas tocaba modificar el contrato. En ese mismo sentido, tampoco se permitía registrar el ternero que estaba por nacer, si se tenía una vaca preñada.
Para Vélez, los negocios por esta vía van a subir muy pronto por encima de los 100 billones de pesos.
El Superintendente destaca que los bancos están aceptando cosas que antes no consideraban, y aclara que no se trata de que estén asumiendo un mayor riesgo al considerar en garantía cosas que se mueven, pues lo importante es contar con información fidedigna (la que consta en el Registro Único de Garantías, de Confecámaras) para analizar la capacidad de pago del deudor.
“Aquí no hemos inventado la rueda; hemos visto las mejores prácticas y las adaptamos. Para eso se nombró una comisión que se demoró un año desarrollando la idea, más otro año de debate en el Congreso”, puntualiza.
CON CACHAMAS QUE NO HAN NACIDO, CLARA OBTUVO 12 MILLONES DE PESOS
A Clara Milena Trujillo, una piscicultora de Aipe (Huila), solo le falta pagar 2 millones 800 mil pesos de los 12 millones que prestó para alimentar a los peces de su estanque. Acepta que de no haber obtenido este crédito, probablemente se le habrían muerto sus animales y estaría en quiebra. Lo curioso es que la deuda la apalancó en una cooperativa que le dio parte de la plata en alimentos concentrados, hipotecando la misma cosecha de cachamas, tilapias y bocachicos. De otra manera, no le hubieran otorgado el crédito, pues, a raíz de una multa de la Dian que le atribuye a un contador incompetente, se había quedado sin capital de trabajo e incumplió con sus obligaciones financieras que contrajo con anterioridad.
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30 de mayo
Néstor López