Las sociedades BIC: una oportunidad para los empresarios y el país
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Fotografía por: Supersociedades
La semana pasada el presidente Iván Duque firmó el Decreto 2046 de 2019, reglamentario de la Ley 1901 de 2018, que creó las sociedades de Beneficio e Interés Colectivo,BIC, de iniciativa suya cuando era senador.
El decreto establece incentivos en materia tributaria para las sociedades que adopten la condición BIC, si remuneran a sus trabajadores con acciones, e incluye la posibilidad de creación y acceso a líneas de crédito preferenciales y un portafolio preferencial de servicios de propiedad intelectual.
La ley no estableció un nuevo tipo social, sino que creó un sello de reconocimiento que llevará cualquier sociedad mercantil en su razón social, cuando adopta la condición BIC, pues además de generar riqueza para sus socios, emprende actividades de beneficio e interés colectivo para la comunidad, sus trabajadores y el medio ambiente, como se indique en los estatutos sociales.
Estas actividades pueden ser, entre otras, la adquisición de bienes y servicios de origen local, la diversidad en la composición de los órganos directivos y proveedores para generar inclusión, la implementación de políticas de remuneración salarial razonable con estándares de equidad, la opción para que los trabajadores adquieran acciones, la adopción de políticas de protección del medio ambiente (tales como ahorro de energía y programas de reciclaje), la opción de trabajo para población en condición de vulnerabilidad y la creación de alianzas con entidades sin ánimo de lucro para la ejecución de proyectos de interés social. Por todo esto, las sociedades BIC generan grandes oportunidades para los empresarios y el país.
En primer lugar, cambian el paradigma de que el propósito de las sociedades es la priorización de la maximización del valor patrimonial para los socios, como en su momento lo planteó el modelo de los ‘Chicago Boys’ en cabeza de Milton Friedman, que establecía la primacía de los accionistas y que “la responsabilidad social de una empresa es generar sus ganancias”.
Este enfoque de priorización de los accionistas y su patrimonio ha sido incluso revaluado por las empresas más grandes del mundo. De hecho, el ‘Business Roundtable’, una asociación sin ánimo de lucro que reúne a las 181 empresas más grandes de los EE. UU. , cambió radicalmente su visión, rompiendo con la política de privilegio de la maximización de los beneficios de los accionistas sobre cualquier otra consideración.
Para este importante grupo, el propósito de las sociedades debe ampliarse para “favorecer también a los empleados de las compañías y a las comunidades donde operan”. Con las sociedades BIC se cambia este paradigma, modificando la manera de hacer negocios.
Es un verdadero revolcón en el modelo de negocios, ya que se pretende establecer un balance entre las ganancias para los socios y el beneficio para la colectividad y la generación de condiciones de desarrollo sostenible para una mayor equidad. Así, el sello BIC indica a todos los grupos de interés y a los consumidores en particular, que la sociedad no sólo se preocupa por la maximización del patrimonio de sus accionistas, sino también por el bienestar de la comunidad, sus trabajadores y el medio ambiente.
Con este modelo empresarial, los consumidores estarían dispuestos a pagar un valor adicional por los bienes y servicios, generando valor a las empresas y a los diferentes grupos de interés.
En segundo lugar, generan una dinámica que fortalecerá el tejido empresarial y social, pues optar por desarrollar actividades en beneficio de la comunidad, mejora el relacionamiento con esta. Igualmente, entrega un mensaje claro y contundente, consistente en que la sociedad se preocupa no sólo por las ganancias, sino también por la comunidad, sus trabajadores y el medio ambiente.
Sin duda alguna, el modelo de negocios BIC modifica positivamente los parámetros de relacionamiento entre las empresas y sus diferentes grupos de interés.
En tercer lugar, la adopción de la condición BIC por parte de las sociedades en Colombia tendrá la virtud de generar un cambio cultural empresarial que permitirá contribuir decididamente a la equidad, cerrando la brecha social, en beneficio de todos. Así, de uno en uno, hasta conseguir una adopción generalizada del modelo BIC, se fortalecerá la cultura empresarial hacia propósitos adicionales al lucro, que permitirán mayor arraigo de las sociedades en la comunidad.
Finalmente, implica establecer estándares de medición y cumplimiento de las actividades de beneficio e interés colectivo, lo que sin duda contribuirá al buen gobierno corporativo, es decir, a la correcta gobernanza de las sociedades, al crearse una cultura de cumplimiento con propósito social y ambiental.
Las sociedades de condición BIC contribuirán de manera decisiva al crecimiento económico sostenible del país, al incluir actividades ambientales y sociales en el desarrollo de sus negocios, y serán beneficiarias a largo plazo de un fortalecimiento patrimonial sostenido, todo lo cual significará contar con empresas más competitivas, productivas y perdurables y más empresa, más empleo, con mayor equidad. Así ganamos todos.
Juan Pablo Liévano
Superintendente de Sociedades
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